Zoe y su granja

Zoe es una niña que nació hace unos meses.

Siempre queremos regalar algo a los niños recién nacidos diferente, pero terminamos cayendo en los clásicos patucos, vestidos o trajes de bebés, baberos… Pero las personas que me pidieron este regalo sabían perfectamente que sería diferente y no tendría ninguno igual en su casa.

Así que una pequeña granja, con sus animales más simpáticos acompañan al nombre de esta bebé en su habitación. Se puede colgar en cualquier lugar, en la pared o en la puerta, y sin necesidad de hacer agujeros.

Muchas gracias, familia, por confiar una vez más en mí para hacer vuestros detalles a la gente que más queréis.

Julián, un albañil muy concienciado con el medio ambiente.

Julián, albañil de profesión, y de devoción, el medio ambiente. Cuida de sus animales, siembra hortalizas que recolecta con gran esmero y sabor. Pertenece a la Comisión de Medio Ambiente de su pueblo natal, Villanueva de Duero, donde hacen gran cantidad de actividades para recuperar zonas del municipio y mantenerlas. En su tiempo libre, pasea por los pinares, realiza fotografías de la naturaleza, observa el habitat y escucha los pájaros que viven por la zona… resumiendo, un gran amante de lo rural y natural.

Su hijo, Borja, quería regalarle algo especial, algo diferente por su cumpleaños, algo que le identificase, así que nos pusimos manos a la obra, con su traje de albañil, y sus animales más preciados y… ¡Aquí está, Julián!

Amigo de sus amigos, cuidadoso y cariñoso con su familia, un gran «manitas» que resuelve cualquier incidente doméstico: igual te arregla un grifo, como monta un Belén con sus manos…

Así es nuestro gran Julián!!!

Juan y su camión animado.

A Juan le gusta y disfruta con cualquier vehículo: trenes, aviones, coches… y sobre todo con los camiones.

¡Qué mejor satisfacción que tener un cartel para su habitación donde se refleje su pasión por los camiones.!

Yo disfruté mucho haciendo este cartel para regalárselo a un niño muy querido y deseado de nuestra amiga y compañera Rosa, pero la alegría de Juan y su cara de sorpresa, sus gestos, sus sonidos haciendo el camión… no tuvo precio. Disfrutamos mucho más nosotras viéndolo que el niño abriendo el regalo.

Es muy satisfactorio poder hacer feliz a alguien con el trabajo de uno mismo.